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La crisis del capitalismo expresada en la crisis económica actual.

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Mensaje  Admin Lun Dic 05, 2011 9:00 pm

Personajes tan importantes como Wallerstein han manifestado que el capitalismo neoliberal ha entrado en una crisis, que no sólo es económica sino también de pensamiento, es decir, de una manera de comprender y explicar la realidad, por lo que las polítcas económicas de austeridad implantadas en Europa (cómo las dicta el manual neoliberal) en lugar de ayudar a salir de la crisis, sólo van a hundir más a esas economías, dado que las personas tendrán menos ingresos con lo que se caerá el consumo, y por lo tanto la producción.
En un futuro incierto, dependerá de nosotros demandar y construir un entorno con justicia social.
Les dejó una explicación del profesor de la Facultad de Economía León Bendesky sobre la crisis económica actual, este artículo fue publicado en La Jornada el 5 de diciembre de 2011:
La viuda preñada
León Bendesky
El capitalismo del siglo XXI parece una versión de la concepción acerca del cambio social ofrecida por el pensador ruso Alexander Herzen luego de la revolución de 1848: "La muerte de las formas contemporáneas del orden social deben complacer más que perturbar al espíritu. Pero lo que es aterrador es que el mundo que se va deja tras de sí, no un heredero, sino una viuda preñada. Entre la muerte de uno y el nacimiento del otro, mucha agua correrá, una larga noche de caos y desolación".

Toda proporción guardada con el escenario de referencia de Herzen, la crisis de las economías más desarrolladas que se expresaron con fuerza con el crack bursátil de 2001 y la debacle bancaria asociada con la deuda inmobiliaria en 2008 –la más profunda desde la década de 1930–, puede verse como una transformación aún indefinida del capitalismo financiero, pero que carga con el embrión gestado por su antecesor.

Uno de los cambios más significativos del capitalismo, que se fue generando desde mediados de los años 1970 con el fin de los acuerdos de Bretton Woods, es el de la persistente separación del financiamiento y los procesos productivos creadores de riqueza. El capital ha tendido desde entonces a reproducirse en términos preferentemente financieros, con un mayor contenido y nuevas formas de especulación.

La globalización se ha prendido de esta forma de acumulación, junto con desplazamientos significativos de la localización espacial de las actividades productivas con consecuencias relevantes en la organización del trabajo, la creación de empleo y la generación de ingresos. Juntos, ambos procesos: la "financiarización" del capital y la redefinición integral del trabajo marcan hoy las tendencias del desarrollo, los conflictos sociales y las tensiones institucionales del sistema.

A diferencia de las diversas crisis que desde 1980 se propagaron por una serie de países en América Latina, Asia y también en Rusia, ahora éstas ocurren en Estados Unidos y Europa, centros financieros mundiales y fuente de buena parte de la demanda de bienes, servicios y materias primas.

Los efectos de los nuevos patrones de la acumulación mediante la proliferación de esquemas financieros y la reordenación productiva, junto con la transformación demográfica en los países más desarrollados, han impactado en el financiamiento de los gobiernos. En Estados Unidos la larga etapa de bajas tasas de interés se asociaba con la generación de activos (como fue el caso de la construcción de vivienda), que habría de sostener la capacidad de crear flujos para cubrir la pensiones y el sistema de salud.

La quiebra de este modelo, una vez que los precios de las viviendas empezaron a caer y se desfiguró la abultadísima creación de instrumentos de deuda (las hipotecas basura), puso en evidencia el límite de tal estrategia de crecimiento. La caída fue abrupta. La deuda pública aumentó rápidamente y la fragilidad general es mayor.

La transmisión de la crisis por medio de las operaciones interbancarias y los propios excesos en varias economías europeas fue rápida. La situación en Europa indica la magnitud no sólo económica de la crisis sino, también, su expresión política. Las desigualdades de las economías de la zona euro, al igual que en los regímenes políticos y las conformación de las sociedades está llevando la situación a un extremo.

La homogeneidad entre los países de la región muestra sus límites y los costos que resultan de los ajustes recesivos no se pueden imponer fácilmente sobre quienes se han beneficiado de los arreglos europeos, especialmente desde la implantación del euro.

Cualquier acuerdo eminentemente financiero en torno de la deuda pública de diversos países pasa ahora por el replanteamiento de los tratados que dieron lugar a la Unión Europea y a la moneda común. Si surge un renovado esquema de integración europea, necesariamente estará definido por la situación de la que emana.

El paso de una unión monetaria a una fiscal con el Banco Central Europeo y el gobierno comunitario como pivotes es complicado y puede significar una zona euro más reducida que la actual. La viuda está preñada. La canciller alemana Angela Merkel ha sentenciado que habrá por delante varios años difíciles para mucha gente en Europa. Sabe bien que los propios alemanes no quieren perder demasiado. En esa zona económica compuesta por 27 países, 17 de ellos afiliados al euro, el federalismo es aún un esquema precario.

Los datos que surgen a diario en Europa y Estados Unidos con respecto al desenvolvimiento de la economía: producción, empleo; y de los mercados financieros: tasas de interés, endeudamiento público y privado, déficit fiscal, variaciones de los mercados de valores y de divisas, muestran grandes fluctuaciones y tardarán en expresarse en tendencias más definidas que reduzcan el nivel actual de incertidumbre e infundan confianza entre los agentes económicos.

De una u otra manera los demás países han tenido que irse adaptando a las condiciones de la crisis en los países centrales. Ahí también hay incertidumbres acerca de la capacidad de arrastre que pueden tener China y otros países llamados emergentes. El escenario internacional a mediano plazo está marcado por la evolución de la crisis en lo que ha sido el centro del proceso de acumulación del capitalismo mundial a uno y otro lado del Atlántico, hoy tocado y más endeble.

Se podrán más artículos relacionados con la crisis económica.
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La crisis del capitalismo expresada en la crisis económica actual. Empty Re: La crisis del capitalismo expresada en la crisis económica actual.

Mensaje  Admin Dom Ene 15, 2012 9:49 pm

Les dejo un artículo escrito por el Dr. Rolando Cordera, catedrático de la Facultad de Economía, sobre lo que debieramos hacer para alentar el crecimiento económico, alentar el mercado interno, pero que exige una reestructuración económica y replantear las políticas económicas de los últimos 30 años.
El artículo fue publicado el 15 de enero de 2012:
Para dejar atrás la noria
Rolando Cordera Campos
Como lo hiciera en 2009 su antecesor en la gubernatura del Banco de México, el doctor Carstens tomó el toro por los cuernos y salió al paso de las liviandades del gobierno en materia económica. Lejos de la ligereza con que los funcionarios gubernamentales se han tomado eso de la generación de expectativas por la vía de la autoayuda y otros recursos de la venta a plazos, el gobernador del Banco de México habló claro y preciso.

El mundo vive una de las peores crisis de su historia y nadie puede hoy anunciar que el fin de la hecatombe financiera global esté cerca. Mucho menos si la orgullosa Alemania cambia su marcha y entra en receso abierto.

En cuanto a nosotros, el banquero central advirtió que con los motores externos apagados o por apagarse, se tendrá un crecimiento bajo, insuficiente para crear los empleos formales que se necesitan para ocupar a los que entran al mercado. Sus estimaciones, por lo demás, pronto podrían mostrarse demasiado optimistas.

El banco espera que la economía crezca este año entre 3.5 y 4.5 por ciento, lo que se traduciría en la generación de alrededor de 600 mil nuevos empleos, muy por debajo de los 900 mil o un millón que se requieren. Además, si se toma en cuenta el enorme bolsón de subempleo y precariedad laboral, junto con las dificultades crecientes que encara la emigración a Estados Unidos, podrá calibrarse mejor la extensión y profundidad de la cuestión social mexicana, poblada de pobreza y desigualdad pero agravada por nuevos y desatendidos males en la existencia y la conducta de las comunidades y grupos de edad más vulnerables.

El banquero central habló de la necesidad de volver los ojos al mercado interno, pero no dejó de incurrir en el mantra de "las reformas que tanto necesitamos", que Calderón convirtió en lastimosa jaculatoria. Nadie puede dudar que el Estado y la economía requieren de reformas de gran calado, pero su contenido y secuencia poco tienen que ver con lo que predican los oficiosos exégetas de un modelito que más que hacer agua se ha hundido, sin posibilidad alguna de reflotarse.

La perspectiva de un largo letargo productivo y, como consecuencia de ello, un decaimiento social pronunciado, es el peor de los escenarios para una contienda electoral de pronóstico reservado. Mantenerla en reserva, para verse con ella después del triunfo, como parecen quererlo el PRI y el gobierno, no sólo no será posible, porque sus consecuencias sociales estarán pronto a flor de tierra, sino que puede volverse pernicioso y hostil para el diseño de operaciones de emergencia al agudizarse la inestabilidad global y perderse el escaso ritmo del crecimiento esperado.

Cuando irrumpió la tormenta en 2009, el Congreso de la Unión convocó a jornadas de deliberación sobre lo que debía hacerse para crecer. Nada se hizo en este sentido y muy poco en el frente de la acción directa e inmediata contra el ciclo económico, cuya fase recesiva entraba con violencia.

La consecuencia fue una caída espectacular de la actividad económica y un ascenso pasmoso del desempleo abierto, que en la fase subsecuente de recuperación a medias no disminuyó como se esperaba. Así, se prohijó la continuidad del estancamiento estabilizador y la capacidad de respuesta interna no mejoró, dejando a la economía inerme frente a las veleidades de la secuela de la gran recesión, que ahora se anuncia como un prolongado declive a escala mundial.

En ocasión de aquellas jornadas, Romano Prodi propuso, en clara referencia a nosotros: no hay éxito exportador que dure si no hay un mercado interno robusto; y no hay mercado interno robusto sin una política industrial efectiva. No se le prestó atención a la fórmula del político europeo y se optó por la callada por respuesta. Se perdió tiempo y oportunidad y ahora somos más débiles que entonces.

Volver al mercado interno implica reconocer que la inversión y el consumo nacionales son los factores decisivos del dinamismo de la economía y sus baluartes fundamentales en tiempos de crisis. Sin embargo, es preciso admitir que el consumo masivo se ve hoy frenado por la falta de empleos y los bajos salarios medios, y que la inversión lucrativa sufre de incertidumbre y de falta de alicientes, precisamente en el mercado de consumo masivo. Para no hablar del indignante caso del sistema bancario, que gana sin prestar y todavía presume de sólido y prudente.

Se conforma así un clásico círculo vicioso de estancamiento que se reproduce debido a las propias maneras cómo la economía se ha organizado unilinealmente en torno al mercado exterior. La maquila puede ser grande y exitosa, como lo ha sido la automotriz, pero sin diversificarse y con los bajos grados de integración nacional que tiene no puede servir para agrandar y darle densidad al mercado interno. Puede seguir atada al ciclo estadunidense o al dinamismo en otros mercados emergentes, pero no convertirse en una poderosa máquina de crecimiento sostenido como el que México requiere.

Liberarse de estas y otras amarras exige una firme revisión y corrección de estilos, visiones y conceptos a la que el gobierno se ha negado y a la que el Congreso renunció en los hechos. Implica resucitar la vocación inversionista del Estado y reinventar los canales de comunicación y cooperación con los empresarios nacionales y foráneos, ahora con una clara intención de desarrollo regional.

Sólo así emergerán nuevos y novedosos paquetes de acumulación de capital, que impulsen el surgimiento de una economía mixta capaz de encarar las olas recesivas provenientes del mercado mundial y al mismo tiempo construir las bases de una planta productiva renovada y diversificada. Este es el camino más seguro para asegurar el financiamiento del desarrollo y evitar que la "pesadilla de Prebisch" del estrangulamiento externo frene la recuperación y distorsione el crecimiento alcanzado.

Nada sencillo ni indoloro en cualquier tiempo, pero misión casi imposible en la circunstancia presente.

Bienvenida la claridad del banco central, pero no tendrá frutos positivos mientras la empresa y el Estado no acaben por asumir que el giro que se necesita en la estrategia es mayor. Implica una renovación conceptual que no se resuelve con el simplismo agotador de las esquivas reformas de enésima generación, cuya sustancia siempre queda en el aire o pronto se descubre como una triquiñuela más para justificar el saqueo del Estado y la afectación de derechos sociales fundamentales.

En el mundo de hoy y el que nos anunció Banxico, "más de lo mismo y con la misma gente" sólo puede querer decir menos de todo: menos inversión pública y gasto corriente funcional con la primera, menos consumo, menos disposición de los privados a arriesgar, menos crecimiento y afirmación de las tendencias al estancamiento. Un nudo gordiano para el que la espada de Alejandro no serviría sino para agravarlo.

La filigrana de la política y la gana de cambiar para que nada siga igual, es lo que el país requiere y lo que muchos mexicanos van a demandar muy pronto. Ojalá que el reclamo sea democrático más que airado, aunque para empezar a remover y conmover nuestro apoltronado espíritu público vaya a ser necesario más de un grito.
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La crisis del capitalismo expresada en la crisis económica actual. Empty La necesidad de un cambio en la política fiscal.

Mensaje  Admin Miér Ene 18, 2012 9:12 pm

Varios medios de comunicación han dicho que la crisis de la Comunidad Económica Europea se debe a los déficits del gasto público, es decir, a que los Estados tienen gastos innecesarios, y por eso tienen deudas. Lo que no dicen es que las deudas se deben a que rescataron a los bancos de la quiebra, que los Estados tuvieron que inyectar fuertes sumas de dinero a la banca para evitar el colapso de tod la ecoomía, pero al hacer esto se endeudaron. Ahora, los contribuyentes tienen que pagar con sus impuestos, y la población en general con los recorte al gasto social, los malos manejos de los directivos de la banca, en cambio ellos no perdieron un sólo euro.
Sin embargo, al reducir el gasto del Estado se impide que la economía se recupere, porque el gasto que realiza el Estado podría encaminarse en inversiones, como construcción de caminos, que incentiven la economía en general y ayuden a superar la recesión. En cambio, si haces lo contrario en lugar de estimularla la hundes más, por lo que la población se empobrece más.
Todo esto lo explica el Dr. Alejandro Nadal, economista del Colmex, en su artículo publicado en La Jornada el miércoles 18 de enero de 2012, ahí se resalta la necesidad de cambiar la política fiscal y dejar atrás nuestras ideas erróneas (neoliberales):

La reforma de la política fiscal
Alejandro Nadal
El debate sobre la salida de la crisis en Europa y en Estados Unidos está dominado por el tema del déficit fiscal. En ambos lados del Atlántico se impone la noción, como verdad económica incontrovertible, de que es indispensable imponer un régimen de austeridad fiscal. Como si el gasto desbocado e irresponsable de los gobiernos hubiera sido la causa de la crisis.

Lo trágico en la coyuntura actual es que la crisis no ha engendrado una discusión seria sobre las verdaderas reformas estructurales que se requieren introducir en el capitalismo contemporáneo. Me refiero a la reforma de la política fiscal para mantener un nivel de actividad consistente con el pleno empleo y con la sustentabilidad ambiental.

Aunque la austeridad fiscal tiene sesgo procíclico y agravará la recesión, se insiste en imponerla porque se parte de un supuesto extremo: la actividad del gobierno es un dispendio que no contribuye a la productividad de una economía. Desde esa perspectiva hasta parece lógico inscribir una cláusula sobre "déficit cero" a nivel constitucional. ¿Es la austeridad fiscal una buena idea?

La teoría macroeconómica convencional considera que las fuerzas de mercado alcanzan automáticamente equilibrios con una asignación eficiente de los recursos y, por esa razón, la actividad del sector público debería reducirse al mínimo. Pero la crisis que aplasta a las economías capitalistas desde 2008 explotó en el sector privado y demuestra que los mercados son incapaces de corregir sus desequilibrios. Así que algún tipo de intervención desde el sector público es necesaria para evitar el colapso.

En realidad, la intervención del sector público es crucial para mantener la inversión privada en niveles adecuados y de ese modo sostener la generación de empleo. Esto va en contra de una creencia equivocada y muy enraizada en la opinión general según la cual el Estado es enemigo del capitalismo. Vale la pena explicar cómo funciona este mecanismo desde el punto de vista del gasto público.

La mejor referencia está en la obra de John Maynard Keynes. En el capítulo 11 de su obra maestra, la Teoría general sobre la ocupación, el interés y el dinero (publicada en 1936), Keynes explica que la inversión privada depende de la "eficiencia marginal del capital", determinada a partir de una comparación entre los ingresos esperados de un proyecto de inversión y el costo real de dicha inversión. En otras palabras, la eficiencia marginal del capital (EMC) resulta de cotejar la recompensa esperada con los pagos y cargas que se tienen que cubrir hoy para realizar un proyecto de inversión.

Keynes subraya que la EMC está definida en función de las expectativas sobre rendimientos esperados en el futuro y su comparación con el costo de la inversión en el presente. Los rendimientos futuros dependen de la demanda de los consumidores, el costo futuro de los insumos, el comportamiento de la competencia y de muchos otros factores que marcarán y condicionarán la atmósfera económica durante la vida útil de la inversión fija. Frente a este cuadro, las expectativas pueden ser más o menos optimistas, dependiendo de las noticias del día de hoy.

Las expectativas a las que hace alusión Keynes no corresponden a las esperanzas que puede tener un apostador empedernido a las carreras de caballos. Como las carreras de caballos se repiten todas las semanas, existe suficiente información para calcular las probabilidades de que tal o cual caballo gane una carrera. Pero en la historia humana rara vez existen los datos para poder calcular la distribución de probabilidades de los acontecimientos del futuro.

Lo que domina no es el riesgo que puede evaluarse por medio del cálculo actuarial de probabilidades, sino la incertidumbre frente a la cual sólo se pueden abrigar expectativas optimistas o pesimistas. Por eso es evidente que para promover y dar aliento a la inversión privada se requiere disminuir la incertidumbre. Y eso es precisamente una de las tareas centrales de la política fiscal.

En efecto, el gasto público aumenta la eficiencia marginal del capital al realizar inversiones en infraestructura que durará muchas décadas, en investigación científica y tecnológica, en salud y en la educación pública y, por supuesto, en la conservación del medio ambiente. Estas son las inversiones que construyen escenarios más estables hacia el futuro, reduciendo costos privados y mejorando la rentabilidad del capital privado.

Es decir, la política fiscal no sólo puede ser valiosa para contrarrestar los efectos de una crisis, realizando inversiones de corto plazo cuando hay un desplome y manteniendo un excedente en tiempos de bonanza. También en tiempos normales es la clave para reducir la incertidumbre y aumentar la eficiencia marginal del capital, la inversión y el crecimiento. Eso mantiene la recaudación en niveles adecuados y permite un déficit reducido y sustentable. Pero estará fuera de alcance mientras predomine el dogma del déficit cero y los presupuestos austeros.
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La crisis del capitalismo expresada en la crisis económica actual. Empty Re: La crisis del capitalismo expresada en la crisis económica actual.

Mensaje  Admin Mar Ene 24, 2012 9:10 pm

En otro artículo del Dr. Alejandro Nadal, él nos explica sobre el mito que difunden las elites de que los gobiernos son como los hogares, y que por lo tanto en tiempos de crisis deben recortar gastos (sobretodo sociales). En dicho escrito se explica porqué dicho mito es infundado y las consecuescias nefastas que trae para la sociedad en su conjunto, además de dexcribir el origen del mismo.
El artículo fue publicado en La Jornada el 24 de enero de 2012:
El gobierno no es un hogar
Alejandro Nadal
Una parte importante del debate sobre política macroeconómica en Europa y Estados Unidos gira alrededor de una idea básica: la economía de los gobiernos es igual a la de una familia. El corolario central es que así como los hogares no pueden vivir por encima de sus recursos, los gobiernos deben ajustarse y asumir el mismo principio.

Para cerrar el círculo se dice que en tiempos como los que corren, los gobiernos deben recortar el gasto, de la misma manera que lo hacen todos los hogares responsables. Y este planteamiento está siendo utilizado para justificar decisiones de política macroeconómica que tendrán efectos nefastos sobre la vida de toda una generación y profundizarán la crisis.

¿De dónde viene esta idea? En su versión más simple esta noción puede ser vista como un simple esfuerzo de propaganda para justificar la austeridad fiscal y proceder a destruir lo que queda del estado de bienestar. La narrativa simplona de que la deuda proviene del exceso de gasto no se sostiene por ningún lado. Hay que decirlo una vez más: si el déficit se dispara es porque la recesión deprimió la recaudación. Y si el gasto creció eso se debió a los paquetes de estímulo fiscal y a los rescates que han tenido que llevarse a cabo para hacer frente a la crisis desde finales de 2007. Los datos para Estados Unidos confirman esta afirmación. En Europa, donde (erróneamente) es mucho más popular la idea de que la crisis se debe a un excesivo gasto público, los hechos también desmienten esa historieta: hay que observar que en 2007 el déficit de la eurozona era de 0.6 por ciento del PIB, mientras en la actualidad rebasa el 7 por ciento. Además, el déficit en la mayoría de los países de la zona euro permanecía estable y hasta estaba disminuyendo, hasta que todo el edificio hizo agua con la llegada de la crisis. A pesar de esto, hoy parece que en esta fase de la crisis el debate de la austeridad fiscal lo han perdido los pueblos estadunidense y europeo. La derecha está lista para desmantelar lo que subsiste del estado de bienestar en toda Europa.

La retórica que equipara el gobierno a un hogar encuentra sus orígenes en la teoría macroeconómica. ¿Cómo se llega a una teoría sobre relaciones macroeconómicas que permite respaldar esta idea de que un gobierno es como una familia?

Quizás el elemento más importante es la introducción del supuesto del "agente representativo" en modelos de teoría macroeconómica en los años ochenta. Aunque esta idea estaba presente desde la introducción de la "firma representativa" obra de Alfred Marshall (en los inicios del siglo pasado), su utilización en modelos macroeconómicos es de la década de los ochenta.

En 1986 Thomas Sargent introduce la figura del agente representativo para poder modelar las relaciones estructurales de una economía y, por otro lado, para poder construir y utilizar modelos de equilibrio general para toda una economía. Aquí se fortalece la idea de que es necesario buscar las bases de una teoría sobre agregados macroeconómicos en el comportamiento micro de los agentes individuales.

Aunque puede parecer lógico pretender encontrar los fundamentos micro de un discurso racional sobre macroeconomía, la idea es absurda por varias razones. Primero, porque esos "microfundamentos" se fueron a buscar en la racionalidad de los agentes individuales de la teoría de equilibrio general y era sabido que la agregación no permite conservar las propiedades del comportamiento racional, como ha especificado la teoría neoclásica. Una economía en su conjunto no se comporta como uno de los individuos que la integran.

Pero la comunidad académica de economistas neoclásicos insistió. El modelo macroeconómico que emergió de todo esto es un soberano desastre. En él se presenta un agente representativo que optimiza sus objetivos con expectativas racionales sobre un horizonte temporal infinito y en un entorno en el que los mercados convergen rápidamente al equilibrio. Claro, un resultado negativo es que este modelo impide pensar en crisis o en algún tipo de dificultad en el ajuste de las variables macroeconómicas. El corolario es que este modelo no puede servir para sacar a las economías capitalistas del atolladero de la crisis actual.

En estos modelos con agente representativo el problema económico que preocupaba a Keynes, la capacidad de las economías capitalistas para mantener niveles de desempleo inaceptables durante largos periodos de tiempo, no tiene cabida.

Ésta es la base de la noción absurda de que el gobierno debe comportarse como un hogar. No sólo la paradoja del ahorro demuestra que esta visión de las cosas no sirve para analizar las relaciones macroeconómicas. Después de todo, los hogares no pueden imponer gravámenes fiscales, tampoco pueden recurrir a un banco central para inyectar circulante en la economía y, por último, tampoco tienen la longevidad de un gobierno. Podríamos añadir que tampoco poseen un ejército, pero esa diferencia no es relevante en esta discusión.
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La crisis del capitalismo expresada en la crisis económica actual. Empty Crítica a "La Viuda Preñada"

Mensaje  Gabriela Castillo Paredes Lun Oct 15, 2012 1:08 am

Es muy polémica la idea del cambio que destaca Herzen de el cambio en el orden social, al decir que habrá un proceso caótico, muy posiblemente sea como el lo plantea, pero también debe considerarse que de la misma forma en que se ha consolidado la sociedad moderna, los cambios pueden ser de una manera moderada y a un paso lento como el que se ha llevado hasta ahora.
Que si bien, el sistema económico capitalista a pasado por muchos pesares con sus crisis y sus adeudos, sus transformaciones han tomado un largo tiempo para llegar a como lo conocemos ahora. Tiene mucha razón al decir que uno de los problemas de la globalización es la acumulación no sólo de ganancias, sino de recursos naturales y territorios en las localidades internacionales.
En todas las naciones se presento el problema de la caída del sistema causado por el adeudamiento publico. También su explicación destaca los problemas de los países de la periferia o sub-desarrollados, los cuales, hemos tenido que adaptarnos a las condiciones económicas de los países centrales y depender totalmente de el avance que ellos tienen.


Gabriela Castillo Paredes

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